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miércoles, 15 de abril de 2015

Recaditos, postillas y posdatas.



   ¡Dioses del Olimpo que habláis con nosotros, pobres mortales, qué desagradecidos somos al no seguir vuestras sabias doctrinas!

  ¡Oh, santos e ilustrados maestros, infielmente ignorados por estos irrespetuosos humanos llenos de defectos!

Hacemos mal las cosas, pues así nos pasa, que nos salen mal.


  Parece un fragmento sacado de la mitología griega pero es una realidad a día de hoy.

  No son dioses, ni mucho menos, pero ellos así lo creen. Se creen superiores a todos los que les rodean y nadie es capaz de alcanzarlos en ningún ámbito, ya sea artístico, físico, psíquico o ideológico.

  Son "el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro". Siempre, siempre, han de ser MÁS que nadie.

  Nadie se atreve a llevarles la contraria. Nadie se atreve a decirles NO. Simplemente se limitan a callar, asentir y luego, al doblar la esquina, se continua con la vida habitual.

  Puede que ese sea el problema, si nadie les dice que están equivocados o, simplemente, que se piensa de otra manera...

  Pero claro, todo tiene un por qué, todo tiene un motivo, una razón, aunque tú aún no lo hayas presenciado.

  
  Tus logros siempre serán menospreciados.
  Tus errores serán recordados por los siglos de los siglos amén, pero los suyos... no, ellos no cometen ni han cometido jamás de los jamases errores, no, y si en alguna circunstancia o momento se han cometido la culpa es de los demás, es que los dioses nunca se equivocan.

  Se disfrazan de humildes y tienen una prepotencia que les rebosa por los poros. 
  Pronuncian buenas palabras y, entre medias, así como quien no quiere la cosa, escupen posdatas altamente dañinas para la salud.
  Apariencia de empáticos, tiranos en la realidad.
  

  Hasta que llega el día en el que alguien les baja de su pedestal de oro. Simplemente por decir NO. Por expresarme libremente. Por poner en conocimiento que en mi vida y en mis decisiones mando yo.
  Puede gustar o no, se puede estar de acuerdo o no, pero por encima de todo SE DEBE RESPETAR.


  Y entonces, aparecieron las terribles plagas surgidas de unos labios sinceros en los que ya no había disfraz capaz de contenerlos. Plagas en las que los recaditos se convirtieron en órdenes, las postillas en ejecuciones y las posdatas en dolorosas puñaladas.
  

 ¡Pero una Guerrera nunca se rinde!


  Porque nada ni nadie me podrá cambiar.
  Porque nada ni nadie anulará mi libertad de decidir mi vida.
  Lo más importante, porque a nadie consiento que dañe a mi familia.


  Ahora me toca ser la mala, según los dioses, pero por mucho que lo crean no son capaces de imaginarse lo mala que puedo llegar a ser.
  Porque la paciencia tiene un límite y la bondad no le hace a una tonta, aunque a veces lo parezca, y hay cosas que ni tolero, ni pienso consentir.
 Pero yo sí tengo educación, valores y respeto, hasta que queráis que me ponga a vuestro nivel y os cuente detenida y detalladamente vuestros errores cometidos como cualquier mortal. Incluso si queréis adjunto posdatas...


  Como siempre digo, hay que sacar siempre el lado bueno de las cosas, y vaya si lo he sacado, he conseguido desenmascarar a los falsos dioses.
  Ahora de nada les servirán sus preciados recaditos.

  
  Parece ser que ya nos conocemos todos.

.......


Guerrera libre,
fiel a mis principios.