Espartana y Guerrera

Espartana y Guerrera

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viernes, 14 de noviembre de 2014

Algo extraño está pasando.



  Llevo unos días con unas sensaciones extrañísimas. No sé qué es lo que pasa, pero algo no va bien...

  El sillón está como si alguien hubiese estado sentado hace un rato, pero nadie de la casa a utilizado el sillón.

  En el baño hay humedad como si alguien hubiese salido de la ducha ahora mismo, pero estoy sola en casa.
  
  Voy a la cocina y me encuentro platos y vasos en el fregadero, estoy absolutamente segura de que anoche dejé todo limpio y recogido, hmm...
  
  Voy a preparme un café y, estoy casi segura, ya dudo, que me quedaba más café del que tengo. En fin, lo apuntaré en la lista de la compra.

  Abro el frigorífico y me falta el zumo. Por ahí sí que no hay dudas, anoche mismo metí un brick para que estuviese fresquito. Esto ya se está poniendo serio.

  La cama que estaba recién hecha aparece revuelta y no hay nadie, sólo estoy yo.

  Esto ya pasa de castaño oscuro. Aquí pasa algo y tengo que averiguar qué.

  Empiezo a cerrar todas las puertas y ventanas.
  A mirar debajo de las camas.
  A mirar dentro de los armarios.
  A buscar en la bañera... nada, tampoco.
  No hay explicación lógica. Aquí no hay nada.

  Pasan los días y seguimos más o menos igual, cuando no pasa una cosa, falta otra. Yo sigo intentando encontrar una explicación razonable porque todo tiene una explicación pero de momento no la he encontrado.

  Siguen pasando los días. Todo sigue igual, faltan cosas, se cambian de sitio solas, están desordenadas... pero no pienso rendirme, esto lo soluciono yo aunque me lleve tiempo, pero lo solucionaré.

  Me encuentro con una vecina y al verme mala cara me pregunta si me encuentro bien, así que decido contárselo. Necesito desahogarme un poco, quizá esté paranoica, ya ni lo sé, pero no puedo más.

  Le voy contando y ella parece que no se sorprende. Yo creo que piensa que estoy loca, seguro que llama a alguien y esta misma tarde me internan en un manicomio.
  Sigo contando la situación y ella asiente con toda naturalidad. Sí, creo que mis sospechas serán ciertas... al manicomio de cabeza que voy.
  Termino de contarle y empieza a hablar con una sonrisa de amabilidad...
  -¿Te acuerdas de cuando tuvimos que reformar el edificio? Me dice.
  -Sí, claro que me acuerdo, ¿por qué? Le contesto yo.
  -¿Recuerdas que le dejamos las llaves al que entonces era presidente? ¿Al del quinto? ¿El que tiene el BMW?
  -Sí, me acuerdo. Pero yo te estoy hablando...
  -No eres tú la única a la que le pasan "esas" cosas. Yo me dí cuenta hace poco. Déjame que te cuente. El caso es que cuando le dejamos las llaves Manolo hizo copias, entonces las cosas le iban bien y todo funcionaba con normalidad, las mantenía guardadas por si pasaba algo, pero la situación cambió. Le redujeron sus ingresos y necesita más dinero para seguir con su tren de vida. Como no quiere que nadie sepa de su estado decidió utilizarlas. Entra en las casas y va tomando lo que va necesitando, un café, un zumo, una ducha...
  - Y ¿por qué no lo pide? Quiero decir, si a mi me lo dice no me importaría que viniese a desayunar, o darle un paquete de café...
  -Ya te lo he dicho antes, porque no quiere que nadie se entere de su situación.
  -Vale, pero ¿él conoce la mía? Quizá yo lo necesite más que él pero no entro en las casas de nadie a tomar nada, si puedo lo tengo, si no puedo pues me aguanto.
  -Qué me vas a contar a mi... con los últimos céntimos que me quedaban compré un litro de leche y otro de zumo para que desayunasen los niños y cuando nos levantamos por la mañana no estaban. Se comieron cuatro galletas que nos quedaban...
  -¿Y no le habéis dicho nada?
  -Qué le vamos a decir. Sabemos quién es ¿recuerdas, el del BMW? Quién nos va a creer... Lo único que hacemos es que le dejamos lo que creemos que puede necesitar pero, eso sí, echamos el pestillo de las habitaciones por precaución... ya sabes... estamos dormidos... y... no sé... me da cosa... mejor prevenir.
  -Pues yo no consiento eso, lo siento. ¿Todo eso por seguir con su "tren de vida"? ¿Todo eso sin preguntar? ¿Sin pedir permiso? No, por ahí no... Cada uno tiene que ser consciente de lo que puede o no hacer y hasta dónde puede o no puede, pero lo que no se puede consentir es que siga en "su tren" a costa de los demás. 
Ahora mismo me voy a comprar una cerradura ¿te vienes?
  -Sí, creo que lo mejor será ir contigo a comprar otra.

  Así es como me siento...

...tras haberme enterado de que mi compañía de internet entró en mi router y me activó un servicio sin mi permiso, el 2º cablemodem.
  Parece ser que mi router tiene dos cablemodem, uno para mi red wifi y el otro para compartir con el resto del mundo.
  Según ellos no afecta a mi velocidad, pero sí que afecta y mucho.
  Llevaba tiempo preocupada porque el ordenador no funcionaba bien, en el móvil las redes sociales iban fatal y la nueva tablet... ¿cómo no iba a funcionar bien si no tiene nada?
  Mirando por aquí, por allí hasta que... ¡Zas! ¡Lo encontré! 
  Gracias a comentárselo a una amiga y, casualidad, a ella también le había pasado. El problema estaba en el router, y en esa pequeñita luz, que pensé que estaba medio fundida, no... es porque el router está medio desbloqueado y todo el que pase cerca de mi casa que sea de la misma compañía no es que sólo se pueda conectar, es que se le conecta su móvil directamente.
  Todo esto siempre y cuando yo mantenga mi propio router encendido, claro, porque si le apago la "red wifi solidaria" desaparece.

  Resumiendo:
- Me han entrado en mi wifi.
- Me han activado un servicio sin informarme y sin mi consentimiento.
- Me baja, y mucho, la velocidad.
- Permito, sin saberlo, que gente que no conozco de nada se conecte a mi router el cual yo mantengo eléctrica y monetariamente.

  ¿Y qué recibo yo a cambio?
- Un dinero menos al mes.
- Mala conectividad.
- Conexiones interrumpidas.
- Pérdidas de tiempo.
- Dejar la puerta entreabierta para que alguien pueda entrar en mi red.

  ¿Qué hace la compañía de internet por mí, que soy la que paga mensualmente?
- NADA.
  Ni una explicación, ni una solución, ni una rectificación, ni, tan si quiera, darme de baja de dicho servicio, al cual accedí a darme de baja gracias a un enlace que encontré en la red a través de mi móvil, que afortunadamente, no es de la misma compañía, porque en la cuenta de cliente de dicha compañía no aparece que yo sea una "routera solidaria" en cambio, sí que aparece para que me dé de alta para poderme conectar en los wifis privados a través de mi móvil.

  Siento que han violado mi privacidad.
  Han entrado en mi casa sin mi permiso y han tocado mi router (aunque no haya sido físicamente).
  Me siento engañada.
  Me siento estafada.

  La compañía es ONO. 
  La red solidaria se llama _AUTO_ONOWIFI.
  Si buscáis redes wifi y os aparece esa, recordad que hay alguien detrás manteniendo ese router.

  Así amplian coberturas en redes móviles y siguen en su tren de vida...

¡PAGAS TÚ!

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