¡Hola, hola mundo!
¡Por fin reaparezco!
Después de estos meses de preparación intensiva estoy lista para continuar con las tareas, las batallas y, sobre todo, con el blog, faltaría más.
He estado tentada muchas, pero que muchas veces, de perderme por aquí y compartir con vosotros mis aprendizajes paso a paso pero de vez en cuando hay que ser un poco sensata, tener paciencia, que como decía mi abuelo "es la madre de la ciencia", y el tiempo se encarga de dar los mejores resultados...
Tengo que volver a poner en práctica a mi paciencia, eso sí, tras este tiempo de inactividad se me ha llenado la memoria de textos que quieren ser leídos y pretenden salir todos a la vez. Tendré que poner un numerito para que vayan cogiendo la vez y no se peleen entre ellos. Espero poder ser justa y conseguir que cada cual tenga su espacio, su tiempo y no dejarme ninguno en el olvido.
En estas largas semanas el trabajo ha sido duro, agotador, exhaustivo, complicado, solitario... sin salario ni días libres... sin valor ni reconocimiento externo... a veces sin ganas, otras veces sin fuerzas, otras con una increíble energía... Intentando mantener la balanza equilibrada entre la sensatez y la paranoia.
Pero ¿sabéis qué? Que me siento muy orgullosa.
Todo pasa por algún motivo, para aprender, por ejemplo.
Todo pasa...
Y lo que tiene que pasar, pasará tarde o temprano. Ahí estará nos guste o no. Pero depende de nosotros mismos el cómo lo pasemos, si queremos perder nuestra esencia y personalidad y dejarnos llevar, o queremos ser la persona que somos sin ataduras ni mordazas, pese a quien pese.
Que nadie dijo que fuera fácil, ni mucho menos lo voy a decir yo, pero siempre pensé que no era imposible.
Ha tenido que pasar el tiempo, sí, os he echado de menos, también, ahora, una cosa os digo...
no es tiempo perdido si ha sido bien invertido.
Perdón por la tardanza.
Gracias por la espera.
La espartana vuelve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario